jueves, 2 de febrero de 2012

Sospechosas opiniones

     De unos años para acá, he visto como los periódicos han encontrado un filón con la opinión de las noticias. Cualquier suceso puede ser comentado por cualquiera guardando el anonimato. Esto, que podría entenderse como un paso más hacia la libertad de opinión, ha derivado en algo muy peligroso. Todos los días aparecen comentarios que llegan al insulto, a la acusación infundada y a los intereses ocultos o no tan ocultos de gente política oculta detrás de un "pepito grillo".
     El señor alcalde es un chorizo que no para de robar de las arcas municipales. Este podría ser un ejemplo de comentario. Protegido por el anonimato del firmante, se osa a cometer este tipo de acusaciones sin ningún tipo de pudor ni vergüenza. Seguramente detrás esté un individuo afiliado a un partido político de la oposición o, simplemente una persona que siente rencor hacia el alcalde en cuestión por cualquier motivo no dicho.
     ¿Debería de existir una censura? Yo entiendo que en estos casos sí, que el periódico asuma la responsabilidad de esas opiniones. O, mejor aun, que los tertulianos deban registrarse y mostrar su nombre. Cuando Arturo Pérez Reverte llama "gilipollas" a una persona cualquiera, él sabe que puede ser llevado al juzgado inmediatamente. ¿Valiente? Creo que sí. Mediante el anonimato se tiende más a la mentira y al disparate, a la cobardía también. Seguramente, si aparecieran sus nombres reales debajo de cada opinión, los comentarios serían más medidos y fundados y habría muchos que callarían sus bocas.

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