martes, 25 de octubre de 2011

Ítaca

      El sol ilumina mi cara. Me ciega los párpados mientras revoloteo en la playa buscando pequeñas conchas con las que jugar. Las pisadas delatan el camino hecho, anunciando el mañana que será presente pero aun está por andar. Me agacho, remuevo la arena y dibujo siluetas con una pluma de ave que borrará pronto el mar, cuando suba la marea y los sueños formen materia tangible, humana. Cuándo vendrá esa ola revitalizadora, esa que me devolverá a Ítaca por siempre. Un minuto, una hora, un día, diez años. Cuándo vendrá y me llevará a la ilusión y la esperanza.
      Morirá a mis pies, con la espuma perecedera, y recobrará vida mientras se retrae hacia el horizonte. El mar, siempre el mar. Amo esa arena, el color azul y verde de las aguas, el sol que ilumina mi cara. Cuándo.

jueves, 13 de octubre de 2011

¿ Reagan ?


      ¿Reagan? ¿OTAN? No sabía muy bien qué significaban aquellas palabras escritas en la pared. Reagan no, OTAN no. En la fachada del hospital, en tinta negra, se emitía ese mensaje que mi burbuja de niño no lograba comprender. Cada vez que pasaba por aquel tramo de la avenida, leía aquellas palabras enigmáticas. En la vida se me hubiera ocurrido su significado. ¿Un político norteamericano ?
¿Una organización militar? Nada sabía de ello. Sí, había escuchado en la tele que el presidente de Estados Unidos se llamaba "ronalrigan" pero esos letreros ponían "reagan".  Y ya lo de OTAN, pues ni idea.
      El tiempo me desveló su significado, ya cuando habían desaparecido de la pared. Me desilusionó, ciertamente. Esperaba algo con un sentido más próximo a mi realidad de entonces, a mi mundo menguado, diminuto, por hacer. Me pregunto si le ocurrirá lo mismo a los niños del siglo XXI con las consignas de los indignados, si comprenderán los mensajes lanzados o tendrán que esperar varios años y un poco de memoria para entenderlos. Cuántos interrogantes.

¿"No hay pan para tanto chorizo" ? ¿"pienso, luego estorbo"?


sábado, 8 de octubre de 2011

Canciones

     Canciones. Existen buenas canciones, magníficas otras, imprescindibles pocas. Pero hay canciones propias que forman parte de la banda sonora de tu vida. Melodías que recuerdan a personas, que traen del pasado imágenes felices, en blanco y negro muchas de ellas. La niñez de uno, algún amigo perdido en los confines de la madurez, los primeros besos, las primeras lágrimas... benditas canciones. Lo curioso es que no importa si está catalogada como buena o como mala. Alguna canción del verano también nos hace a nosotros. Cuántas canciones nos evoca ese saborcillo a cerveza, salitre y luna.
     Cada uno tenemos las nuestras. Esta es una de las canciones que forman parte de la banda sonora de mi vida.


jueves, 6 de octubre de 2011

El Futuro

      George Orwell se quedó corto en su novela 1984. Stanley Kubrick también con su 2001 Una odisea en el espacio. Ray Bradbur posiblemente.
      Existen multitud de ejemplos de autores que pensaron que el futuro iba a ser muy distinto a su presente. Nada más lejos de la realidad. El mundo cambia en muy pocos aspectos a lo largo de una década, de dos o de tres. Pocos avances si lo comparamos con nuestra imaginación. El día a día es muy parecido al delos abuelos, al menos, en las cosas importantes. ¿Telefonía móvil, ordenadores potentes, doscientos canales de televisión ? Aun quedan niños en las tardes de inviernos saltando sobre un charco o montados en un oxidado columpio.



      La chirigota de Mato y compañía "Los Fantasmas" cantaron este pasodoble memorable:


            "Recuerdo cuando era chico se hablaba del año 2000
              como la puerta de entrada al futuro,
              a un mundo perfecto y mucho más feliz.

             Coches por el aire con aspecto sideral,
             píldoras de berza y la ropa de papel albal.

            
            Y ahora que el futuro ya llegó sigo comiendo huevos con papas
            café con los churros de la Guapa y pescao frito en el freidor.

            Con la ropa me pasa igual,
            los chándal y los politos siguen siendo del piojito,
           mi coche no es espacial, sigo con el R-5
           y la misma caravana al volver de Chiclana todos los domingos".


domingo, 2 de octubre de 2011

Los asientos de don Amancio

Hoy toca protesta.
     ¿ Por qué no hay asientos en las tiendas de ropas ? ¿ Tan difícil es sacrificar un tímido rincón y encajar un par de sofás ? Pues debe ser complicado.
     Ayer escribí una carta a Amancio Ortega desde su querido Zara sugiriéndole la colocación del susodicho mobiliario. Me encontraba cansado de perseguir a mi esposa por los pasillos formados por percheros y estanterías repletas de ropa de temporada. Yo buscaba un sofá, una silla, un simple banco de madera en donde descansar las posaderas y dar alivio a mis sufridas piernas, maltrechas de tanto ir y venir. Pues no, no había nada. Buscaba y buscaba y sólo encontraba otros maridos con la marca de la desesperación dibujada en la frente al mismo tiempo que no hallaban lo mismo que yo, un lugar donde poder descansar.
     Y, como no tenía otra cosa que hacer que seguir los pasos de mi mujer y aguantarle el bolso para que se probara alguna blusa, empecé a reflexionar sobre el asunto, para luego pedirle una hoja de reclamacionesa la sintética niña de la caja, único sistema de comunicación posible con la empresa, y así exponerle a don Amancio, las conclusiones obtenidas. Estas son.
     Si no hay asiento, los hombres persiguen a sus mujeres por la tienda. Conversación. Me queda bien, estupenda, cariño, anda ya, eso es que te quieres ir ya, qué va, mujer, si estoy aquí de puta madre, me pones nerviosa, si no hago nada, pues por eso mismo, pues me voy a...no sé, coño. La situación termina con la crispación de la compradora y su marcha acelerada hacia la salida con el vencedor marido tras sus pasos jurando y perjurando que nunca volverá a acompañar a su mujer a comprar ropa.
    Y digo yo. Si don Amancio ubicara dentro de sus cientos de metros de exposición textil un pequeño reducto para los maridos desesperados, unos butacones con unas cuantos periódicos y revistas, las mujeres comprarían con más tranquilidad sabiendo que los tienen allí al lado leyendo el Marca. Gastarían sin duda más dinero y don Amancio sería más rico y poderoso. La competencia no tardaría en imitarlo sabedores de los beneficios que produciría la nueva táctica comercial y hasta puede que saliéramos así de la crisis con tanta compra. Ikea lo lleva haciendo años con los niños. Por qué no ahora con los hombres.
 
      Don Amancio Ortega, por favor, aunque sea una sillita de playa.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Haiku

     La vieja mano
     sigue trazando versos
     para el olvido


                                    Jorge Luis Borges

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Somewhere over the rainbow

     Inquietudes en la boca. Alguno miedos. Dos oídos y miles de hilos que seguir por los laberintos de la noche. Hago ovillos con ellos, es mi sino. Fui incapaz de matar a un confundido y raquítico Minotauro.
     A veces, no queremos que llegue la despedida. Estoy yo triste y tu estás triste, escribe don Antonio. Tanto que decir todavía. Y es que miles de ideas, de pensamientos hasta ahora ocultos y necesarios, necesitan brotar de los labios hacia un inesperado y, al mismo tiempo, esperado interlocutor. Conversaciones finitas por un amenazante reloj que permanece quieto ahí, impasible, inquietante.
     Las palabras fluyen y siempre queda algo por decir, una historia hermosa, una anécdota, un sueño. Y de pronto las manecillas dan las doce y te tienes que despedir de tu voz y oído amigo, quedando tus palabras en un sostenido soliloquio carente ya de sentido. Sólo queda recoger los hilos dejados en la soledad de la noche.

     Somewhere over the rainbow me vino por casualidad de una sonrisa. Sólo por casualidad encontré esta versión que, sin ser Judith Garland ni Sinatra, por qué no, me gusta...

viernes, 23 de septiembre de 2011

Y ahora qué

     Y ahora qué... así terminaba la película protagonizada por Robert Reford "El Candidato".  Y ahora qué.
     He vencido, sí, pero con un cierto saborcillo agridulce, del que deja a gente por el camino. Sólo tres podían ganar y lo logré, rompiendo encuestas pero sin clamor unánime. Agazapado en silencio alcancé el maldito Olimpo de los que deciden la vida de otros, de los que en despóticas negociaciones se saben sabedores de las necesidades del prójimo, de los gozan de la inmunidad de los atentados patronales, de los que tienen una para ganar y otra para no perder pero siempre vencen.
     Soy electo, hablaron las urnas. Como representante de los trabajadores me debo a ellos. Los escucho, les doy ánimo, los mimo y hago lo que me da la gana... ¿ Cambiaré ? ¿ Terminaré siendo uno más de tantos ? ¿Me quedaré ciego, sordo, manco quizás? Si alguna vez presento esos síntomas, por favor, comunicádmelo y dejaré esa silla a alguien con buena fé. No quiero pactos con el Diablo. Fausto marchó hace tiempo.
      Sólo quiero abrir entre la maleza un camino limpio que aunque no sea un hermoso paseo, al menos se encuentre a salvo de la codicia y el pesimismo.

     
     Y ahora qué, pues ahora mucho.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Entre tu balcón y mi ventana

Entre tu balcón y mi ventana...

La veo asomada. Una breve camisa y una melena rizada y castaña en su espalda. Ojos perdidos en los tejados de la ciudad, en el campo vasto, inmenso, de antenas.
Respiro torpemente dejando un rastro de vaho en el cristal. Vil espía.

Un cachito de cielo nada más.


Pequeñas historias, íntimas y cotidianas. La vida está llena de ellas. De pequeños amores, de placeres insospechados, de benditas soledades.

Desde mi ventana veo la vida y a ti, asomada en tu balcón mientras sueñas.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Aunque tú no lo sepas

Hay poemas especiales en la vida de uno. Hay poemas que te dicen algo, que te recuerdan algo, que evocan algún sentimiento pasado o presente.Quién no ha escrito en su mente, al contemplar a una muchacha lejana, un "aunque tú no lo sepas". Quién no ha amado en silencio e imaginado un mundo con la persona amada aunque ésta desconozca lo que sientes por ella. Todos aquellos soñadores de amor entenderán.

                                
AUNQUE TU NO LO SEPAS
Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminado
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.

También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.

Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Así he vivido yo,
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas
                                                                            Luis García Montero.



miércoles, 7 de septiembre de 2011

Ya quisiera yo

   Ya quisiera yo, Ismael. Aunque poco a poco lo voy logrando, a veces cuesta y otras, las que más, exploto sin apenas control. Intento, a través de una catarsis premeditada, consciente, borrar aquellas cosas que me causan tristeza, ansiedad o dolor. No quiero sufrir. Nadie lo quiere. Bueno, casi nadie. Y menos hacerlo por cosas efímeras, sin importancia o carentes de solución.
   ¿Alcanzar un nirvana digamos de la felicidad? No aspiro a tanto aunque ya me gustaría. Pero sí, tomarme la vida con más calma. Una vida sin sobresaltos, estable en lo emocional, feliz con aquellos sentimientos realmente importantes. Valorar para luego desechar todo aquello que no merece la pena. Ya quisiera yo.
   Nos empeñamos en discutir, en enfadarnos y recriminarnos, en llorar sobre lo perdido, en intertar convencer al prójimo que nuestra opinión es la verdadera. Nos altera la política. Nos altera la historia. Nos altera el deporte televisado. Las cuestiones que no podemos controlar. Mucha energía para intentar ser el centro del mundo. Cuesta tanto no serlo...
  Ya quisiera yo llevar una vida más contemplativa. Un pequeño Buda del siglo veintiuno en el que no me  enfadara, que viera los problemas en su justa medida, que buscara soluciones en lugar de lamentarme, que no maldijera a quien no piensa yo. Ya quisiera ser todo eso y aunque lo intento, a veces lo logro. Pocas, pero cuando sucede, me siento bien de no malgastar en balde mi tiempo y mi salud. Qué difícil es. Cuánto nos cuesta recular, frenar a tiempo. Cuánto cuesta respirar durante cinco segundos y sonreir.
   Pero no me rindo. Algún día lograré ese nirvana y seré plenamente feliz. Mantendré la candidez en la mirada y me dedicaré a transmitir lo bueno a los demás. Mientras tanto, Ismael, tendré que apretar los puños, respirar profundamente y sonreir para no estallar con cualquier contrariedad que nos trae la vida.
 

domingo, 4 de septiembre de 2011

Funámbulo

   La cuerda como punto de unión entre mi cuerpo y la tierra, el abismo. Avanzo despacio, sin bajar la mirada, sin querer adivinar la longitud de la oscuridad que yace bajo mis pies.
   Me abstraigo en un punto fijo del horizonte, una meta inconcreta y lejana. El leve balanceo ejercita mi equilibrio. Pienso en pequeñas cosas, intrascendentes quizás, para dejar en un segundo plano las consecuencias de una caída. Un metro nada más, diez, veinte, cien, un infinito de negrura... Pienso en mi niñez, en el arte, en las verdades de cada individuo. Pienso en la muerte y la fugacidad del tiempo, en las cotidianidades, en las fobias y en los deseos. Pienso en llegar a esa meta, que aun desconociendo su naturaleza, sé que me borrará el vértigo y los miedos.
   Sigo por la cuerda y mi mirada continua fija en el horizonte, en el punto lejano e inconcreto. Los vientos me empujan con violencia. Intentan arrojarme a la nada. Me resisto a caer. Estudio mi volumen, mi peso, mi alma para no ceder mi centro de gravedad al abismo. Extiendo los brazos, me retuerzo, aspiro la vida. Cierro los ojos y doy un nuevo paso, pequeño. Muy pequeño.
   A veces pienso que mejor dejarse caer, relamerse las heridas y avanzar por el piso firme del que no tiene nada. Freedom is just another word for nothing left to loose. Pero el temor de lo incierto me agarra a la cuerda manteniéndome en el aire.
   Sólo puedo seguir por ese hilo vital hacia el final del camino.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Nieve

No recuerdo bien el año. Debió de ser a principio de los ochenta. Íbamos al centro por el Paseo Marítimo a casa del abuelo, en un Seat 1430. Cuántos viajes.
Mis hermanos y yo revoloteábamos por el asiento trasero en busca de un geyperman sin dueño o Dios sabe qué. La ausencia de cinturones y asientos infantiles permitía encarnizadas luchas sin ningún tipo de control, a excepción de las amenazas de papá y la mano acechante de mamá que nunca lograba alcanzarnos.
La oscuridad fue rápidamente extediéndose y unas gotas fueron asomando por los cristales. De pronto, sin avisar, cayó una enorme granizada que ensordeció nuestros gritos. Parecía que el cielo se caía en nuestras cabezas. Mi padre, con cierta tranquilidad me pareció entonces, giró el volante y se echó a un lado de la calle, cuando aun había cientos de aparcamientos libres en Cádiz. Pegada nuestra nariz a la ventanilla del coche contemplamos la blancura que se iba depositando en el suelo. ¡ NIEVE !