Sonrío al recordarte,
al volver atrás en el tiempo. Cuando
tú y yo no éramos más que una pila de sueños,
vivos y eternos.
Despertamos juntos,
mamando de cada teta que rozara nuestros labios
desperezándonos sin remedio ni conciencia,
sin freno adulto que interrumpiera el mundo creado,
sin castigos ni problemas. Sin razón.
Ahora,
que el tiempo se ha hecho dueño de nuestro sino,
te recuerdo con la añoranza de no completar nuestra meta,
de no alcanzar aquello que nos prometimos
y nunca fue. De aquello
que quedó dentro y no salió hacia océanos pacíficos
de destemplanza y miedo.
Sonrío frente al espejo
y me reconozco
como también reconocería tu rostro,
tus manos y hasta tu pequeña cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario