sábado, 10 de diciembre de 2011

Versos de Navidad

     Ante un auditorio de cuarenta o cincuenta personas, cojo un par de papeles escritos a mano, los apoyo en un precioso atril de madera vieja y con un carraspeo suave, intento suavizar la voz. La capilla en la que me encuentro intimida mi vergüenza, mis miedos, al igual que el padre Pascual que me observa complaciente a unos pocos pasos esperando algo bueno de mí. Antonio, en primera fila, Rafael y Mercedes al fondo, tampoco ayudan a tranquilizarme con su amiga presencia. Quiero mantener la mirada a todos y recitar mis pobres y pueriles versos de un adulto de dieciséis años, sin titubeos, con un halo de escritor que no soy. Imposible, mis ojos se agachan y apenas consiguen otro color que no sea el blanco y negro del arrugado folio.
     Poema de Navidad. Recito despacio, con ritmo, con pequeñas entonaciones que le dan gracia al texto. Miserias, consumismo, avaricia... fluyen los versos en mis labios rompiendo con el clímax bondadoso y cálido de los poemas que me habían precedido. El cuerpecito Dios, lleno de mugre y rodeado de excrementos de animales, envuelto en los harapos que su madre, sudorosa y agotada, le ha buscado en las vencidas alforjas que un tal José amarró a una burra... Levanto los ojos y no encuentro aprobación de los cuarenta o cincuenta oyentes. Sólo Antonio mantiene el pulso. Las palabras siguen contaminando la estancia, el Belén del fondo, las luces brillantes que asoman desde las altas ventanas. Pascual cierra los ojos y yo le bendigo por escucharme, por permitirme empañar con la voz la magia de la Navidad, la ternura, el hogar y los  regalos. No puedo taparme los ojos e ignorar esta otra Navidad, padre, no puedo callar. Y callo entonces, y breves aplausos rebotan en los muros, más por protocolo que por sentimiento o calidad. Abandono el precioso atril de madera vieja y me siento en un rincón, al final de la última banca, junto a la pila bautismal. Antonio se vuelve y encontrando mi mirada, asiente. Sólo él consiguió entender. Respiro y ya tranquilo espero que finalice el acto y emprender el camino a casa. Navidad, dulce Navidad.

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