Me encuentro inmerso en la impresión, edición y encuadernación del cuento El lobo, el bosque y el hombre nuevo de Senel Paz, famosísimo por su versión cinematográfica Fresa y Chocolate. Para que negarlo, es una de mis películas predilectas, de las que todos los años me gusta verla tranquilo y sacarle algo nuevo, un detalle escondido. Es de esos casos que a veces se dan, que el cine supera a la literatura, y no es porque el texto sea de baja calidad, que no es así, es que la película es magnífica, entre otras cosas por la brillante actuación de Jorge Perugorría llevando todo el peso de la trama. Espectacular.
Pero estaba hablando del cuento. Tras revisarlo se me vino a la cabeza traerlo a nosotros mediante la cena lezamiana que Diego le ofrece a David. Recogido a su vez de las páginas de Paradiso de José Lezama Lima, los protagonistas cenan estos platos elaborados por doña Augusta.
¿ Cómo quedaría en nuestra cena de nochevieja este menú ? Pienso que además de darle un poco de glamour a la cena, nos quedaríamos más que satisfechos. Aquí lo dejo. Buen provecho.
Sopa de plátanos.
El ritual de la comida barroca se abre
con una espesísima sopa de plátanos. La misma se prepara con plátanos verdes y
se le añade jugo de limón para evitar la oxidación del plátano. Doña Augusta le
agregó tapioca para hacer más grato su sabor. Se sirve con rosas de maíz
(¿influencia de Juan Izquierdo?). Al probar la sopa los comensales se van en
alegre busca del tiempo perdido.
Souflé de
mariscos.
Después viene un “pulverizado” souflé de mariscos. Los
langostinos dispuestos en coro, adornan la superficie de este segundo plato.
También forman parte del mismo un pargo y una langosta. El souflé, hecho con una
base de bechamel con huevo a la que se le adicionan los ingredientes principales
(camarones grandes, pescado y langosta) recibe al final unas claras del huevo
batidas a punto de nieve. Sólo así puede entrar al horno y ser servido de
inmediato. Va a destacar en el plato un langostino remolón, según sentenció Doña
Augusta.
Ensalada de remolacha.
Para suavizar la
ingesta llega a la mesa una ensalada de remolacha y espárragos. Una mayonesa
recién hecha es derramada sobre la ensalada. Y uno de los invitados derramará
-como suele ocurrir- remolacha sobre el blanco mantel.
Pavo
relleno.
Un pavo sobredorado hace después su aparición. El pavo
está relleno de unas almendras que se deshacen y de unas ciruelas que parecen
haber crecido en el horno. El pavo fue adobado varias horas después de untarlo
con un mojo hecho a base de ajo, sal, pimienta y jugo de naranja
agria.
Crema helada.
El postre es una deliciosa
crema helada. Se hizo una conserva con coco y piña rallados. Se le agregó leche
condensada y se roció con anisete Marie Brizard. Fue sacada de la nevera lista
para servir. Para el autor de “Paradiso” la viejita Marie Brizard es el hada de
la olorosa crema.
( extraído del blog: http://wwwconuqueando.blogspot.com/ )
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