La noche es dada a la reflexión. Pienso, sueño, me expreso. Protesto también. Siento.
sábado, 25 de agosto de 2012
Qué fue de los cantautores
Qué fue de los cantautores, pregunta Luis Pastor en una de sus canciones. Quedaron acaso en la Transición o siguen vigentes. Los tiempos que corren, por supuesto, les permiten su sitio en la música española, en la sociedad de las primas de riesgos, de los impuestos, del desempleo y de la mentira.
La palabra despierta la conciencia de las personas, responde con descaro a la sumisión fomentada por la clase política. Inquieta a los gobernantes, a los empresarios rapaces, a las religiones, a los encantadores de serpientes. Es necesaria, imprescindible, esa palabra como arma contra este sistema que parece no funcionar y que intenta enmudecer las mentes, que elude responsabilidades y que culpa a los inocenes. La palabra es lo único que nos queda.
Silvio, Paco, Ismael, Victor, Luis Eduardo, Patxi, Pablo... desempolvad el verbo si os dejan y cambiad este miserable mundo.
miércoles, 29 de febrero de 2012
Mujer de celuloide
La única mujer de celuloide que me enamoró.
Ahora, pasado muchísimos años, me digo que tampoco la chica era tan perfecta como los monstruos prefabricados que saca ahora la industria de Hollywood. Era lo que había y, claro, yo también estaba en plena pubertad y ella seguía al pie de la letra mis cánones de belleza. Admiradora Secreta y, sobre todo, Lori Loughlin dejaron una profunda huella en mí que el tiempo casi me borra.
Ahora, pasado muchísimos años, me digo que tampoco la chica era tan perfecta como los monstruos prefabricados que saca ahora la industria de Hollywood. Era lo que había y, claro, yo también estaba en plena pubertad y ella seguía al pie de la letra mis cánones de belleza. Admiradora Secreta y, sobre todo, Lori Loughlin dejaron una profunda huella en mí que el tiempo casi me borra.
sábado, 25 de febrero de 2012
Lágrimas y princesas
Las canciones son a veces puñeteras. Te traen recuerdos que creías olvidados, te despiertan sentimientos que ya no existen, que perecieron ya por el paso del tiempo y, sin embargo, se presentan ahora más bellos que nunca, sin la pobreza del presente. Los años adornan los momentos y los hace más intensos y hermosos. Siempre ha sido así.
Una canción apareció en el spotify por causalidad, por el dichoso tic, enfermizo quizás, de ir saltando de artista a artista y de canción a canción, buscando no sé qué, cosas perdidas, palabras de otros tiempos. Y así, sin quererlo, escuché los acordes de un piano que me transportaron al año 92, a una discoteca que se encontraba cerca de casa, a un rincón oscuro junto a una amiga, Marita, que escuchaba pacientemente mis penas de amores, mis lamentos por el amor perdido, mientras compartíamos una helada maceta de cerveza.
Escuchas, Marita, esta canción parece escrita por mí, no le falta ni le sobra una palabra, dice todo lo que siento. Y Marita, entre sorbo y sorbo, me animaba con poca convicción, quizás porque sabía que lo mío con aquella chica era cuestión de tiempo, quizás fuera porque no conocía a mi amada, quizás porque la música y el alcohol incitaban más al baile y al desenfreno que a la nostalgia y a los lloriqueos de un maltrecho enamorado. Pero, cómo controlar el ahogo, la angustia, la presión que te oprime el pecho que apenas te deja respirar. Cómo evitar los lamentos, la rabia, el ridículo, el morir en vida. Cómo despegar toda esa maraña de acciones y sensaciones que le nublan a uno los sesos.No hay fuerza mayor que la del amor no correspondido. Es capaz de todo.
Afortunadamente, todo acabó bien, al menos a corto plazo. Terminé la noche borracho y feliz, y a las pocas semanas volvieron los besos tan ansiados y llorados. Cuánta razón tenía Marita y sus inocentes ánimos. Llámala y dile que la quieres, que no puedes vivir sin ella. Que no te quedan lágrimas.
Una canción apareció en el spotify por causalidad, por el dichoso tic, enfermizo quizás, de ir saltando de artista a artista y de canción a canción, buscando no sé qué, cosas perdidas, palabras de otros tiempos. Y así, sin quererlo, escuché los acordes de un piano que me transportaron al año 92, a una discoteca que se encontraba cerca de casa, a un rincón oscuro junto a una amiga, Marita, que escuchaba pacientemente mis penas de amores, mis lamentos por el amor perdido, mientras compartíamos una helada maceta de cerveza.
Escuchas, Marita, esta canción parece escrita por mí, no le falta ni le sobra una palabra, dice todo lo que siento. Y Marita, entre sorbo y sorbo, me animaba con poca convicción, quizás porque sabía que lo mío con aquella chica era cuestión de tiempo, quizás fuera porque no conocía a mi amada, quizás porque la música y el alcohol incitaban más al baile y al desenfreno que a la nostalgia y a los lloriqueos de un maltrecho enamorado. Pero, cómo controlar el ahogo, la angustia, la presión que te oprime el pecho que apenas te deja respirar. Cómo evitar los lamentos, la rabia, el ridículo, el morir en vida. Cómo despegar toda esa maraña de acciones y sensaciones que le nublan a uno los sesos.No hay fuerza mayor que la del amor no correspondido. Es capaz de todo.
Afortunadamente, todo acabó bien, al menos a corto plazo. Terminé la noche borracho y feliz, y a las pocas semanas volvieron los besos tan ansiados y llorados. Cuánta razón tenía Marita y sus inocentes ánimos. Llámala y dile que la quieres, que no puedes vivir sin ella. Que no te quedan lágrimas.
viernes, 3 de febrero de 2012
O no
Si aplicamos lo comentado en la anterior entrada, la censura, no nos enteraremos de la mitad de las cosas que nuestros gobernantes y famosos hacen en las altas esferas. Gracias a la opinión popular, se puede presionar, por ejemplo, al poder judicial. ¿ Garzón? ¿Camps? Pues no, es cierto. Al final hacen lo que les da la gana. Con los indignados se manipuló los medios de comunicación al ver que era imposible esconder debajo de la alfombra tanta gente. Lo convierto en vagos y maleantes y proyecto la misma fuerza que lleva en su contra. No lo consiguieron del todo porque es tan obvio el asunto que por mucho maquillaje que le eches, huele a podrido. Eso sí, la causa principal de la crisis mundial son los 2500 euros por maternidad. Eso sin duda. No miremos a las multinacionales ni a los bancos, sino a las medicinas gratuitas a los pensionistas, a los funcionarios y a la economía sumergida de mi vecino el taxista.
Me retracto y que opinen las personas en los comentarios a las noticias de prensa, aunque quede todo infectado de intereses oscuros, malsanos.
Me retracto y que opinen las personas en los comentarios a las noticias de prensa, aunque quede todo infectado de intereses oscuros, malsanos.
jueves, 2 de febrero de 2012
Sospechosas opiniones
De unos años para acá, he visto como los periódicos han encontrado un filón con la opinión de las noticias. Cualquier suceso puede ser comentado por cualquiera guardando el anonimato. Esto, que podría entenderse como un paso más hacia la libertad de opinión, ha derivado en algo muy peligroso. Todos los días aparecen comentarios que llegan al insulto, a la acusación infundada y a los intereses ocultos o no tan ocultos de gente política oculta detrás de un "pepito grillo".
El señor alcalde es un chorizo que no para de robar de las arcas municipales. Este podría ser un ejemplo de comentario. Protegido por el anonimato del firmante, se osa a cometer este tipo de acusaciones sin ningún tipo de pudor ni vergüenza. Seguramente detrás esté un individuo afiliado a un partido político de la oposición o, simplemente una persona que siente rencor hacia el alcalde en cuestión por cualquier motivo no dicho.
¿Debería de existir una censura? Yo entiendo que en estos casos sí, que el periódico asuma la responsabilidad de esas opiniones. O, mejor aun, que los tertulianos deban registrarse y mostrar su nombre. Cuando Arturo Pérez Reverte llama "gilipollas" a una persona cualquiera, él sabe que puede ser llevado al juzgado inmediatamente. ¿Valiente? Creo que sí. Mediante el anonimato se tiende más a la mentira y al disparate, a la cobardía también. Seguramente, si aparecieran sus nombres reales debajo de cada opinión, los comentarios serían más medidos y fundados y habría muchos que callarían sus bocas.
El señor alcalde es un chorizo que no para de robar de las arcas municipales. Este podría ser un ejemplo de comentario. Protegido por el anonimato del firmante, se osa a cometer este tipo de acusaciones sin ningún tipo de pudor ni vergüenza. Seguramente detrás esté un individuo afiliado a un partido político de la oposición o, simplemente una persona que siente rencor hacia el alcalde en cuestión por cualquier motivo no dicho.
¿Debería de existir una censura? Yo entiendo que en estos casos sí, que el periódico asuma la responsabilidad de esas opiniones. O, mejor aun, que los tertulianos deban registrarse y mostrar su nombre. Cuando Arturo Pérez Reverte llama "gilipollas" a una persona cualquiera, él sabe que puede ser llevado al juzgado inmediatamente. ¿Valiente? Creo que sí. Mediante el anonimato se tiende más a la mentira y al disparate, a la cobardía también. Seguramente, si aparecieran sus nombres reales debajo de cada opinión, los comentarios serían más medidos y fundados y habría muchos que callarían sus bocas.
lunes, 30 de enero de 2012
La oportunidad
Casi se puede tocar con las manos. Está ahí mismo, esperando que la cojas. Que la agarres y no la sueltes por siempre jamás. Pero no depende de ti, sino de otras personas, circunstancias y tiempos. ¿Llegará esa oportunidad? Los días lo dirán. Uno nunca sabe si lo deseado es lo bueno o simple niebla. Ocurre a veces que los fracasos preceden a grandes victorias, mejores aun que lo ansiado. El tiempo resolverá.
domingo, 29 de enero de 2012
Recuerdos inmóviles
A veces los recuerdos vienen a la cabeza a través de pequeñas cosas, pequeños gestos que recuerdan a alguien. El pasado se traslada al ahora disfrazándolo de felicidad o, al menos, de calma apacible que nos sumerge a ratos en una zozobra placentera de la que no queremos despertar. Buenos ratos, buenas palabras, mágicas noches, bellos besos, benditas risas. Un cúmulo de experiencias más o menos reales que guarda cada uno en su infinito. De lo que fue a lo contado puede ir un abismo pero, lo que vale, es el ahora.
No ha mucho me topé con un recuerdo en plena calle. Dudé entre acercarme y saludar o huir volando y mantener intactos mis sueños acabados. ¿Saludo? Permanecí inmóvil observando a la sombra, esperando que cruzara la mirada y avanzara hacia mí con una sonrisa. Eso facilita las cosas. Miedo a qué. A nada. O no. Ser distinto al de hace años, más feo, más viejo y menos sabio. O encontrar a un ser distinto que me defraude, que no reconozca.
Estuve dos o tres minutos hasta que marchó de la escena dejándome un sabor agridulce en la boca. Cuánto tiempo sin verte. Hasta cuándo ya. Los miedos nos apartan de las cosas bellas. El temor a un encuentro insulso supera a la melancolía del recuerdo. No te traiciones, me digo pero... cuesta tanto acercarse a la gente, a los seres que fueron queridos, a los viejos amigos, a los primeros amores. Quizás mejor así, guardar todo en el infinito interior de cada uno, disfrazado, inventado o transformado pero no perdiendo la conciencia de que nos pertenece, de que ha sido y es parte de nosotros.
No ha mucho me topé con un recuerdo en plena calle. Dudé entre acercarme y saludar o huir volando y mantener intactos mis sueños acabados. ¿Saludo? Permanecí inmóvil observando a la sombra, esperando que cruzara la mirada y avanzara hacia mí con una sonrisa. Eso facilita las cosas. Miedo a qué. A nada. O no. Ser distinto al de hace años, más feo, más viejo y menos sabio. O encontrar a un ser distinto que me defraude, que no reconozca.
Estuve dos o tres minutos hasta que marchó de la escena dejándome un sabor agridulce en la boca. Cuánto tiempo sin verte. Hasta cuándo ya. Los miedos nos apartan de las cosas bellas. El temor a un encuentro insulso supera a la melancolía del recuerdo. No te traiciones, me digo pero... cuesta tanto acercarse a la gente, a los seres que fueron queridos, a los viejos amigos, a los primeros amores. Quizás mejor así, guardar todo en el infinito interior de cada uno, disfrazado, inventado o transformado pero no perdiendo la conciencia de que nos pertenece, de que ha sido y es parte de nosotros.
miércoles, 4 de enero de 2012
La canaria
A veces, se da el caso, en el que un niño llora el día de los Reyes Magos. No trajeron lo que con tanta ilusión apuntaron sus papás en la carta. Se les olvidó traerlos, se les cayó por el camino o es que no podía el pobre camello con más peso. Siempre hay algo que no despierta el día seis de enero.
No recuerdo bien qué edad tenía. Quizás cuatro, cinco o seis años. Eran unas navidades felices como siempre lo son en la niñez. Ese año no tenía nada especial que solicitar a Sus Majestades de Oriente. Ni el barco pirata de Playmobil ni el subbuteo ni el monopatín. Ese año, no sé por qué, pedí en mi garabateada carta una canaria, una simple canaria.
Ante tal petición era de esperar un ¿ una canaria ? ¿ eso qué es ? Pues, mamá, el canario hembra. Una canaria con su jaula y su alpiste. El por qué una canaria y no un canario no lo sé, supongo que por aquel entonces ni sabía muy bien en que consistía la reproducción, ni mucho menos identificar el sexo del emplumado. El caso es que en la carta de los Reyes Magos quedó anotado tan ansiado "juguete".
Aseguran los mayores que mi vocecita recordaba constantemente a todos mi petición. El "quiero una canaria" fue sintonía navideña ese año junto a los tradicionales villancicos y las canciones de José Luis Perales. Viendo Belenes, paseando por el centro, cenando e, incluso haciendo roscos, tradición familiar muy arraigada, siempre se podía escuchar el ilusionado trino por mi boca.
Pero no llegó. La mañana más ilusionante del año se nubló al despertar y ver que mi ansiada canaria se había convertido en un insulso juego de memoria. Dibujos de patitos, cerditos y ovejitas habían sustituido a un ser vivo, a una compañera. Busqué y busqué en el salón a aquel pobre animal y no lo hallé nunca, ni siquiera en las navidades siguientes.Y ese niño se llevó el día de Reyes llorando sin consuelo la falta de su olvidada canaria sin que nadie pudiese consolarlo.
No recuerdo bien qué edad tenía. Quizás cuatro, cinco o seis años. Eran unas navidades felices como siempre lo son en la niñez. Ese año no tenía nada especial que solicitar a Sus Majestades de Oriente. Ni el barco pirata de Playmobil ni el subbuteo ni el monopatín. Ese año, no sé por qué, pedí en mi garabateada carta una canaria, una simple canaria.
Ante tal petición era de esperar un ¿ una canaria ? ¿ eso qué es ? Pues, mamá, el canario hembra. Una canaria con su jaula y su alpiste. El por qué una canaria y no un canario no lo sé, supongo que por aquel entonces ni sabía muy bien en que consistía la reproducción, ni mucho menos identificar el sexo del emplumado. El caso es que en la carta de los Reyes Magos quedó anotado tan ansiado "juguete".
Aseguran los mayores que mi vocecita recordaba constantemente a todos mi petición. El "quiero una canaria" fue sintonía navideña ese año junto a los tradicionales villancicos y las canciones de José Luis Perales. Viendo Belenes, paseando por el centro, cenando e, incluso haciendo roscos, tradición familiar muy arraigada, siempre se podía escuchar el ilusionado trino por mi boca.
Pero no llegó. La mañana más ilusionante del año se nubló al despertar y ver que mi ansiada canaria se había convertido en un insulso juego de memoria. Dibujos de patitos, cerditos y ovejitas habían sustituido a un ser vivo, a una compañera. Busqué y busqué en el salón a aquel pobre animal y no lo hallé nunca, ni siquiera en las navidades siguientes.Y ese niño se llevó el día de Reyes llorando sin consuelo la falta de su olvidada canaria sin que nadie pudiese consolarlo.
domingo, 1 de enero de 2012
Feliz 2012
Ya llegó el 2012. Los años pasan demasiado deprisa cuando echas la vista atrás. Hace nada, celebrábamos el nuevo milenio y ya hace de eso doce años. Dentro de nada brindaremos por el 2020 y no nos acordaremos siquiera qué hicimos en este año presente.
Tempus fugit. Durante la cena se me vienen a la cabeza las navidades de mi infancia, las de mi adolescencia con los primeros cotillones, las posteriores, menos festivas pero más entrañables... Todos los años lo mismo pero un poco más viejo. Nuevos deseos, nuevas espectativas, nuevos sueños. Todos los años igual pero diferente. Creo que cada vez nos conformamos con menos y vamos anteponiendo la salud. Salud, amor y dinero ( hoy día trabajo ). Qué de deseos lanzados al unísono en unas campanadas, en un brindis, en unos familiares besos. Deseos...
Sí, merece la pena esperar un año mejor. Feliz 2012 !
Tempus fugit. Durante la cena se me vienen a la cabeza las navidades de mi infancia, las de mi adolescencia con los primeros cotillones, las posteriores, menos festivas pero más entrañables... Todos los años lo mismo pero un poco más viejo. Nuevos deseos, nuevas espectativas, nuevos sueños. Todos los años igual pero diferente. Creo que cada vez nos conformamos con menos y vamos anteponiendo la salud. Salud, amor y dinero ( hoy día trabajo ). Qué de deseos lanzados al unísono en unas campanadas, en un brindis, en unos familiares besos. Deseos...
Sí, merece la pena esperar un año mejor. Feliz 2012 !
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